“Para mí Casa Alianza significa familia”
Motivado por la gratitud, por el amor que lo acogió cuándo más lo necesitó, Josec Fernando Ruíz Castillo, mejor conocido en mundo del boxeo como El Escorpión Ruíz, con mucho orgullo lleva grabada la insignia de Casa Alianza de Honduras en su brazo izquierdo.
Este reconocido boxeador hondureño, de 29 años de edad, y oriundo del municipio de El Limón, Colón, que ha puesto en alto el nombre de Honduras, no pierde oportunidad para reconocer el impacto positivo y la gran huella que dejó Casa Alianza de Honduras, en su vida.
A pesar de que su paso por la organización fue a penas de dos años, pero lo suficiente para llevarlo a tatuarse el logo de esta ONG, Ruíz lo califica como “una de las mejores experiencias” de su vida, y que, si tuviera la oportunidad de repetirla, “Casa Alianza estaría entre las primeras”.
Marcado por la muerte de su madre, quién falleció cuando tenía la edad de cinco años, y por la ausencia de su progenitor, con quién no hasta hace poco tiempo tuvo comunicación, El Escorpión Ruíz, quedó bajo el cuidado de su abuela y tía materna, hasta los diez años de edad, cuando ante la esperanza de tener una infancia feliz se vio en la necesidad de ingresar al Orfanato de Sor Leonarda ubicado la zona de donde es originario, pero que debido a las políticas de dicho lugar, tuvo que egresar a los 14 años, y pasar a convertirse en uno de los más de 40 mil niñas, niños y adolescentes que ha beneficiado Casa Alianza en el país.
“Desde mi llegada a Casa Alianza, me sentí como en casa, no tardó mucho para que el resto de los jóvenes me acogieran como parte de la familia, me sorprendía el hecho de que los educadores se preocupaban, y siempre estaban pendientes y aconsejándonos, conocí a muchos educadores que impactaron mi vida, como la madre Bessy, y que hasta la fecha los sigo recordando”, comentó El Escorpión Ruiz.
Al tiempo que mencionó, que en Casa Alianza aprendió a tocar el instrumento musical de la batería, a elaborar pulseras de lana, dónde, además, le apoyaron bastante en el ámbito personal, y que todo este aprendizaje le ayudó a “tomar siempre el camino correcto” y que ahora lo perfila como uno de los mejores boxeadores hondureños con 24 triunfos de 34 peleas disputadas, 7 derrotas y 3 empates, además de haber sido campeón centroamericano, latinoamericano, y contratado por una promotora de boxeo estadounidense, gracias al apoyo que le brindó Julián Solís, quién es la persona que lo incursionó en este mundo del deporte de combate.
Durante todo este proceso de aprendizaje, consistencia, disciplina y triunfo, el boxeador señaló que además del acompañamiento que le ha brindado su familia, como ser su esposa y sus dos hijas (de 11 y 4 años de edad), Casa Alianza de Honduras siempre ha estado ahí para motivarle, en los momentos que ha caído, situación que lo lleva a que cada viaje que realiza al país, se sienta en la obligación visitar a su casa, Casa Alianza de Honduras, para celebrar su aniversario, convivir y motivar a las y los adolescentes residentes.
Ruíz comentó que está próximo a culminar un contrato que mantiene en Miami, Estados Unidos, con aspiraciones de retomar su carrera en su país natal.
Algunos de los países donde ha tenido peleas de combate El Escorpión Ruiz, son: Estados Unidos, Colombia, Nicaragua, Costa Rica, Panamá, Venezuela, República Dominicana, y por supuesto, Honduras.
Realizar un trabajo de prevención que asegure entornos protectores a las niñas y niños, es parte de la labor que realizamos a través del Programa Global, y que en esta ocasión involucró a diez centros educativos del Distrito Central, donde se desarrollaron Talleres de Pintura para promover el arte por una niñez libre de violencia.
Según indicó la coordinadora del Programa Global, Grecia Moreno, la actividad contó con la participación de 200 niñas, niños y adolescentes de los Centros Educativos: Álvaro Contreras; Técnico Los Pinos; e Instituto San Martín; y de las escuelas Estados Unidos; Francisca Reyes; Francisco Morazán; Mélida de Jesús; Carlos Luis Vargas; Jorge Roberto Maradiaga; San Martín; así como niñas y niños residentes de CAH.
En tal sentido, manifestó que se busca promover el arte y la cultura de paz en la población infantil, en vista de que, posterior a la pandemia por COVID-19 se han observado indicadores de violencia, estrés, y de depresión en las niñas y niños.
Además, señaló que, paralelo a los talleres de pinturas, los cuales incluyen el uso de pintura acrílica y técnica, la población estudiantil recibe jornadas de sensibilización sobre prevención de la violencia, y desarrolla actividades deportivas y lúdicas.
Entretanto, la artista y docente, Katheleen Mejía Núñez, quién ha acompañado de cerca la actividad, refirió que esta acción además de ser un ejercicio de participación infantil representa una forma de expresión y de creatividad que fue manifestada por las niñas y niños, en cada una de las pinturas realizadas.
Resaltó que, a pesar de que las técnicas y temáticas implementadas fueron las mismas, todas las niñas, niños y adolescentes desarrollaron trabajos distintos en los que reflejaron el gran potencial que poseen, y que lo único que necesitan es que se les brinde este tipo de oportunidades.
Cabe señalar que, el éxito de los talleres de pinturas dependió en gran medida de los espacios en los que fueron desarrollados, ya que permitió que las niñas y niños se sintieran cómodos, y libres de expresar su creatividad, de igual forma, señaló Mejía, que la apertura y el apoyo brindado por los directivos de los diferentes centros educativos ha permitido también el éxito de la iniciativa.